Las escrituras son afectuosas como una madre. Enseñan lecciones como lo hace una madre con sus hijos, conforme al nivel de inteligencia y las necesidades de tiempo y circunstancia. Una madre con dos hijos da al fuerte y sano todo tipo de alimento que él reclame, pero se cuida mucho de no sobrealimentar al hijo enfermo, al cual da solo cosas que puedan restaurarle pronto la salud. ¿Podemos por eso acusar a la madre de ser parcial hacia uno y tener prejuicios contra el otro, en la entrega de su amor? Las Escrituras les enseñan también a ustedes el secreto y el valor del trabajo (karma). Todos deben ser instruidos acerca de cómo transformar al trabajo en actividad beneficiosa. Sin embargo, el trabajo no lo es todo. La vida humana no dura más que un momento; es una burbuja sobre el agua. Sobre esta efímera burbuja de vida, no construyan una estructura de deseos y apegos. La sabiduría advierte que aquella puede colapsar o desmoronarse en cualquier momento. (Sutra Vahini, Capítulo 4). BABA